Solo los encontramos en
estos 12 versos del evangelio según San Mateo, estos magos. Los otros evangelistas no
dicen nada sobre ellos. Pero nos fascinan, estos majos de oriente, tenemos esta
fiesta dedicada a ellos. Creo que nos fascinan tanto porque su búsqueda es
nuestra búsqueda: buscan donde pueden ofrecer sus dones.
Todo empieza cuando ven algo
raro en el cielo. No dudo que la mayoría de gente no han visto nada. Darse
cuenta al mundo alrededor de nosotros, importa, este es lo que hace posible su búsqueda,
que hace posible que estos magos se encuentren con Cristo. No es una gran
sorpresa que algo raro ocurrió en el cielo, porque algo tan raro ocurrió en
la tierra:
dios que creó el mundo, que tiene los cielos en su mano, se nació en una aldea.
Dios todopoderoso aceptó la vulnerabilidad de ser bebe.
Pero los magos no entienden
todo eso, solo saben que hay algo en los cielos, algo raro. Los magos son
maestros de la sabiduría la más sofisticada de su era, pueden observar y
calcular los movimientos de las estrellas, pero no tienen la ventaja de la revelación
divina. Esta es una gran ventaja que tenemos nosotros, que tenemos la palabra
de dios al alcance de nuestras manos, en nuestros teléfonos en verdad. Pero,
esto no debe de hacernos demasiados orgullos, porque Herodes tenía la palabra
de dios también. (O, tenía pergamino, no tenía teléfono…)
Entonces, pero encontrar lo que buscan, los magos
necesitan ir a Herodes, que consulta con los sabios judaicos, que consultan sus
pergaminos. Herodes, que si hizo rey por maquinaciones políticas, los oye hablar
de alguien que es rey desde su nacimiento (en verdad, antes, pero no lo sabían).
Este le da miedo. Es casi chistoso, que Herodes, el rey, tiene miedo de un bebe.
Sería chistoso si no supiéramos lo que él iba a hacer, que la razón por la que
Herodes quiere saber cuándo precisamente apareció la estrella es para matar a
cada niño en Belén de esta edad. Herodes no quiere ofrecer dones. Su búsqueda es
para defender su puesto, su poder. Es una búsqueda tan diferente de la de los
magos, la que nos fascinan.
Los magos, por otro lado, siguen buscando. Y
encuentran. Llenos de gozo, siguen un milagro con una estrella y encuentran
algo que parece más sencillo, pero que es aún más milagroso: un niño con su mamá
en una casita. Los cielos se movieron para mostrarles esto. Pero el gozo no les
deja hacer preguntas. Los
magos adoran. Este es lo que buscaban. Encontraron donde ofrecer sus dones.
Es por eso que nos fascinan los magos. Porque esta es
nuestra búsqueda. Nuestras corazones son inquietas y buscamos. Si nos
encontramos en el puesto de Herodes, intentando de defender y no más, no
sentimos tan humanos como cuando buscamos con los magos. Porque sabemos que
dios nos dio dones que pueden transformar el mundo. Buscamos para saber donde
podamos ofrecerlos.
Hace unos años, trabajaba en la parroquia Holy Cross,
Santa Cruz, en South Bend. Un poco antes de la Navidad, se nos donaron
nacimientos en miniatura, pesebres. Vendimos la mayoría, para fundar nuestra sociedad
de San Vincente de Pablo, pero unos diez tal vez quedaron. Me decidí donarlos.
Fui casa a casa con diez pesebres en una cesta de la compra, por Lawndale,
Vassar y Diamond.
La primera persona que abrí la puerta era muy sorprendido
que se le ofreció un don. Al irme, le dije Feliz Navidad y él me respondió, “¿Feliz Navidad? ¡Usted hizo feliz mi Navidad!”
Yo podía decirle lo mismo a él. ¿En este intercambio, quién de y quién recibió?
¿Qué dios nos hizo que un nacimiento en miniatura puede hacer tanta felicidad?
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